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Mejoras del suelo en la DOP Alicante

Por Enrique Albujer Sánchez

Los suelos sobre los que se desarrolla el cultivo de la vid en el Área Vitícola del Sureste son mayoritariamente ligeros, pobres en algunos elementos nutritivos, con contenidos altos en carbonato cálcico y caliza activa, y con niveles muy bajos en humus (materia orgánica).

Si lo que pretendemos es cumplir las exigencias de condicionalidad y sostenibilidad que recogen las Normas de la Directiva Europea con respecto al suelo hay que corregirlos y mantenerlos equilibrados en lo que respecta a su sanidad y niveles de materia orgánica, a su vez que se desarrolla el cultivo de la vid proporcionando producciones de calidad y cantidad que lo rentabilicen, se deben hacer las enmiendas con los productos más adecuados teniendo en cuenta los siguientes criterios.

En general, los suelos se definen principalmente por su textura según los porcentajes de arena, limo y arcilla, por su estructura con la formación de glomérulos, y por la capacidad de cambio del complejo arcilloso-húmico. La textura sufre escasamente modificación, sin embargo la estructura y la capacidad de cambio, tienen modificaciones en el tiempo por la reducción continua del humus en su dinámica de mineralización, que al producirse significativamente crea unas condiciones de suelo inadecuadas para el óptimo desarrollo de los cultivos, repercutiendo en su rentabilidad.

El humus es la sustancia orgánica resultante de la descomposición de la materia orgánica de origen vegetal. Se considera como la base de la fertilidad del suelo, y reviste un triple aspecto, físico, químico y biológico. Su nivel se reduce por su mineralización continua y variable en el tiempo, y se restituye con la humificación de la materia orgánica de origen vegetal aportada al suelo en su dinámica de descomposición, dichos procesos de humificación pueden ser más o menos largos, dependiendo de los porcentajes de celulosa o lignina que tenga la materia vegetal, siendo más corto dicho proceso cuando es mayor el porcentaje de celulosa, por ello son preferibles los aportes con residuos vegetales herbáceos menos lignificados que los leñosos.

Entre los distintos compuestos orgánicos de los que se dispone como enmienda es importante conocer de los mismos, la relación C/N, la tasa de humus estable resultante del proceso de humificación, y la tasa de mineralización principalmente del nitrógeno que aportan al suelo, teniendo en cuenta que en la dinámica de mineralización producida por bacterias. Dicha dinámica es mayor cuando la temperatura y humedad del suelo alcanzan valores altos, ello implica la dificultad de control entre disponibilidad y necesidades de nutrientes de las plantas en una de sus fases determinada, y el riesgo que conlleva cuando alguno de los elementos no es retenido en el suelo o es absorbido por las plantas en exceso como es el caso del nitrógeno.

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La vid se encuentra entre los cultivos de plantas con menores necesidades de nitrógeno siendo diferentes según la fase vegetativa a lo largo de su ciclo biológico completo, si ello lo tenemos en cuenta junto a las características de los suelos donde se encuentra implantada. Resulta que la enmienda más adecuada la encontramos en los compuestos de estiércol fermentado (mezcla de paja de cereales con excrementos de animales), con una relación C/N y una tasa de humus estable altas, y un proceso de mineralización lento. Es el compuesto recomendado por excelencia, ya que aporta los elementos y sustancias para corregir las deficiencias y mejorar los niveles de humus que necesitan la gran mayoría de suelos y, en consecuencia, contribuye en la mejora de la estructura con la formación de agregados, y del complejo arcilloso-húmico aumentando la capacidad de intercambio, de retención del agua, y del soporte para mantener la flora y fauna beneficiosas. En resumen, un medio químico que favorece la nutrición y el desarrollo vegetativo y productivo de las plantas.

Con un programa de aportes en el tiempo, y cantidades calculadas del estiércol recomendado con una mineralización lenta, los elementos nutritivos liberados pueden llegar a cubrir las necesidades nutritivas de la vid, cuando el objetivo de producción de uva para vinificación se orienta a la calidad en detrimento de la cantidad, con la finalidad de obtener vinos mejorados.

Todo ello forma un conjunto de razones que avalan el compuesto recomendado estiércol fermentado (mezcla de paja de cereales con excrementos de animales), y lo hace preferible a los productos de estiércol con solamente excrementos de animales, restos orgánicos de población tratados, y elaboración de mezclas con distintos compuestos, que generalmente contienen una relación C/N y unos índices de humificación muy bajos, con una mineralización rápida, conjunto de indicadores que marcan las diferencias entre ellos.

La recomendación del estiércol fermentado (mezcla de paja de cereales con excrementos de animales) representa económicamente un gasto superior de inicio con respecto al costo de los otros compuestos mencionados. No obstante, si se lleva una gestión de enmiendas del suelo y nutrición de las plantas se pueden reducir los costos compensando el gasto inicial. Si se valoran los beneficios indirectos que reportan en un medio largo plazo, los elementos nutritivos aportados y las mejoras de suelo alcanzadas, dando cumplimiento a su vez a las exigencias de condicionalidad y sostenibilidad demandadas.

Sobre Enrique Albujer Sánchez

Certificado de Enólogo Profesional y Maestro Especialista. Ha trabajado durante años en la explotación agrícola familiar en Montelagre del Castillo (Albacete) especializada en los cultivos de la vid y el olivo y desde 1974 en el Servicio de Sanidad y Certificación Vegetal de la Consellería de Agricultura, Pesca, Alimentación y Agua.

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Fuente Consejo Regulador Vino Alicante

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