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Tener un buen líder es lo mejor que le puede pasar a una PYME

Las pequeñas y medianas empresas son más flexibles a la hora de realizar el trabajo, suele haber menos procedimientos, y las comunicaciones y las relaciones entre los profesionales que la forman son más cercanas, que en las grandes compañías. Por el contrario, los momentos difíciles que puede atravesar o posibles tensiones económicas, repercuten mucho antes en los empleados, en una PYME. En este tipo de empresas el jefe está más cerca de su plantilla, y que este sea un buen líder es una necesidad.

Esta afirmación parece obvia, pero el director de INFOVA, Gonzalo Martínez de Miguel, explica que “los estudios sobre calidad directiva, que realizamos, en nuestro Observatorio de Comportamiento Humano en la Empresa, nos dicen que, aunque tienen algunos comportamientos y hábitos directivos más indeseables desde el punto de vista ético y de convivencia en general, las grandes empresas tienen mejor calidad directiva que las PYMES”. La razón, según afirma, es que “sus responsables suelen tener menos oportunidades de seguir formándose una vez que están al frente de la empresa y que las grandes invierten más en la formación de sus mandos”

El hecho de liderar, entendido como la capacidad de influir en otras personas para que elijan hacer lo correcto, es común en una PYME y en una gran empresa, y la base de dirección de personas, gestión de conflictos, comunicación interpersonal, persuasión, madurez personal, etc. es la misma. Pero mientras que los directivos de las grandes empresas tienen que aprender a moverse en “la red” que suponen las estructuras matriciales, con dobles y triples niveles de reporte, aprender los juegos políticos y de poder, convivir con los procedimientos y rituales corporativos, trabajar en equipos mixtos con profesionales de diferentes departamentos, donde la jerarquía es difusa, equipos deslocalizados en diferentes ciudades o países, donde frecuentemente el idioma de trabajo, además del español, es el inglés y hay grandes exigencias de planificación, las PYMES exigen a los directivos otro tipo de capacidades.

En una PYME el impacto del trabajo de un directivo se ve rápidamente en la cuenta de resultados para bien y para mal, no hay recovecos en la estructura organizativa donde esconderse, por ello la responsabilidad se tiene frecuentemente sobre procesos completos. No hay ni tanta política, ni tanto juego de jerarquías. Son estructuras menos sofisticadas, más claras y fáciles de entender. En general las PYMES son empresas más humanas, donde se cruzan las relaciones personales con las profesionales con más facilidad, por ello mientras en las grandes empresas, la labor del directivo es más reconocida por la sociedad, en las PYMES los empleados son los primeros en reconocer la calidad directiva de sus jefes y cundo estos realizan un buen trabajo, los usan como modelo de comportamiento.

“Tener un buen líder es lo mejor que le puede pasar a una PYME” explica el director de INFOVA, puesto que colaboradores mejor dirigidos producen mejores resultados. La formación en liderazgo permite a los jefes hacer crecer a los empleados, comunicar mejor, gestionar con más facilidad los conflictos, mantener la serenidad ante la incertidumbre, …etc. Todos los empleados se merecen un buen líder al frente. “Los empleados convencidos de que están siendo mal dirigidos deberían buscar otro empleo, puesto que conformarse con trabajar con un mal líder es un error”.

En cualquier caso la esencia del liderazgo no es hablar idiomas, saber muchas finanzas, ser un gran negociador o un gran comunicador. “La esencia de liderazgo tiene que ver con la vocación de ser ejemplo, la integridad, el carácter sólido, la capacidad para superar la adversidad y levantarse después de un fracaso y la madurez personal, y esto funciona en la gran empresa y en la PYME” afirma Gonzalo Martínez de Miguel.

“Los buenos líderes han sido siempre una minoría. Hay muchos jefes y muchísimos jefecillos, pero de ahí a ser un buen líder hay una gran diferencia. Los mejores son los que tienen conciencia que deben de ser un referente para el resto del grupo y tienen claro que dirigir es servir. Los jefes mal encarados, que van por la empresa dando voces y dejando claro que ellos son los que mandan, pueden dirigir, pero desde luego no lideran” concluye.

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