El mercado belga del vino es un mercado maduro y netamente importador. Es un destino muy sugestivo para las bodegas españolas. Cuenta con unos 300.000 consumidores regulares de vino español y 1,2 millones de consumidores ocasionales, lo que representa un 36% del total de las personas que toman vino con asiduidad en este país.

Francia lidera la lista de países de los que importa el mercado belga, tanto por su proximidad cultural como geográfica, aunque ha visto descender sus cifras en los últimos años a causa del aumento de la competencia de Italia y España, así como al auge de los vinos procedentes del “Nuevo Mundo”.

El mercado belga, lo componen en realidad dos mercados internos diferenciados: flamenco, al norte; y valón, en la región meridional. Es un mercado selecto y exigente, así que la mejor estrategia de entrada es la producción de vinos diferentes y de buena calidad. 

El mercado luxemburgués es un mercado un tanto atípico, más de valor que de volumen. Luxemburgo se caracteriza por tener una población heterogénea con un poder adquisitivo de entre los más altos del mundo, cosmopolita y abierta, con alrededor de un 43% de trabajadores extranjeros, cerca de 8.000 funcionarios de las instituciones europeas, y un flujo importante de trabajadores transfronterizos y turistas, provenientes de los tres países limítrofes. Esto entraña una configuración particular de las redes de importación y distribución, especialmente competitivas.

Fuente:ICEX

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