Por soberanía digital se entiende el control y la propiedad de los datos digitales por parte de individuos, organizaciones o entidades gubernamentales. Significa decidir cómo se recoge, procesa, almacena y comparte la información personal de los usuarios individuales de la web. La UE ha liderado a nivel mundial el concepto de soberanía digital, con leyes que garantizan una mayor transparencia y homogeneidad, dando a ciudadanos y empresas garantías y protecciones claras, que todos los servicios y productos que operan en territorio europeo están obligados a respetar.

En el centro de este marco está el concepto de localización: la soberanía europea implica que los datos se almacenen y procesen dentro de los países de la UE, de modo que se respeten las leyes y normativas locales. Un claro cambio de perspectiva en un mundo digital interconectado y abierto más allá de las fronteras nacionales.

El primer gran paso se dio el 25 de mayo de 2018, cuando entró en vigor el Reglamento General de Protección de Datos, conocido por las siglas GDPR. Introdujo normas más estrictas y sanciones más severas, armonizando el marco entre los Estados miembros. Entre otras cosas, el GDPR estableció principios clave como el consentimiento informado, el derecho a la portabilidad de datos y la obligación de notificar las violaciones. Hoy, en esencia, los ciudadanos europeos pueden saber dónde se almacena su información, cómo se utiliza y cómo se protege.

El Reglamento ha tenido un profundo impacto, que no se ha limitado a la UE. De hecho, ha contribuido a concienciar a empresas e instituciones de la necesidad de proteger los datos y hacer más transparente su gestión. En la misma línea y con los mismos objetivos se lanzaron la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA), que pretenden regular el comportamiento de las plataformas digitales y las grandes empresas tecnológicas. Por último, está el proyecto Gaia-X, para desarrollar una plataforma de computación en nube que cumpla las normas y reglamentos europeos de protección de datos y ofrezca un entorno seguro para su tratamiento. Aunque Gaia-X sigue siendo un objeto misterioso, de momento no es una respuesta europea a los grandes players americanos de la nube.

La normativa europea ha desempeñado un papel decisivo, contribuyendo a establecer un nuevo paradigma que hace más segura la navegación sin limitar la innovación tecnológica. Algunas empresas están dando un nuevo impulso, yendo más allá de las obligaciones impuestas por las directivas de la UE y reforzando el concepto de soberanía.

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