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Rutinas para cuidar la piel seca y evitar su descamación

La piel seca y deshidratada parece sólo un problema estético. Pero va mucho más allá de eso. Quienes padecen de este tipo de epidermis sufren dolores, picores e, incluso a veces, acaba derivando en problemas de confianza. 

Hay varios factores que pueden contribuir a la piel seca y deshidratada. 

El clima frío, la baja humedad y la exposición a productos químicos agresivos pueden despojar a la piel de sus aceites y humedad naturales, provocando sequedad. 

Pero a estos se pueden unir también factores del estilo de vida, como fumar, el consumo excesivo de alcohol y una mala alimentación. Además, ciertas afecciones de la piel como el eccema, la psoriasis y la dermatitis pueden provocar lesiones que necesitan de productos para la piel seca que sean especiales para cada caso.

¿Cómo cuidarla?

Para cuidar la piel seca, es importante hidratarla periódicamente con emolientes y humectantes. Los emolientes ayudan a sellar la humedad y proteger la piel, mientras que los humectantes atraen agua a la piel y ayudan a mantenerla hidratada. 

El uso de limpiadores suaves y sin fragancia también puede ayudar a prevenir una mayor sequedad e irritación.

Una de las rutinas habituales, el lavado, es clave para colaborar con los tratamientos. Es importante evitar duchas y baños largos y calientes, ya que el agua caliente puede despojar a la piel de sus aceites naturales y exacerbar la sequedad

La descamación de la piel puede ser un problema común para quienes tienen la piel seca o deshidratada. 

Para evitar la descamación, es importante evitar rascarse la piel seca, ya que esto puede dañarla aún más y provocar una infección. Es difícil porque habitualmente la sequedad produce picor, pero de ahí la importancia de una hidratación profunda con productos formulados para este tipo de epidermis. 

Al ser más delicada, además, se recomienda el uso de protector solar contra el daño de los rayos UV, ya que las quemaduras solares pueden hacer que la piel sufra y se deshidrate..

“Si nos hidratamos con regularidad con productos pensados para este tipo de piel con necesidades específicas, utilizamos limpiadores suaves y evitamos exfoliantes fuertes, podemos ayudar a mantener nuestra piel sana. También es importante ser consciente de los factores ambientales y de estilo de vida que pueden contribuir a la sequedad y tomar medidas para proteger nuestra piel en consecuencia” explican desde Vivir en Equilibrio.

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