La crisis sanitaria y de demanda producida por el ‘coronavirus’, está teniendo unas consecuencias dramáticas para los ciudadanos españoles, y unas consecuencias económicas de calado sobre el tejido productivo. Aunque este tipo de fenómenos imprevisibles suceden con cierta frecuencia (en los últimos 20 años se han producido al menos tres crisis sanitarias tan graves como la actual), la sociedad en su conjunto sufre un shock traumático que se convierte en paradas de la producción, restricción de movimientos incluso reclusión de una buena parte de los ciudadanos, despidos temporales y problemas sociales y económicos que pueden llegar a ser severos en los colectivos sociales más vulnerables. Mientras que los organismos públicos e instituciones financieras nacionales e internacionales empiezan a tomar medidas para detener el pánico y lograr una contención rápida de la enfermedad, la sociedad civil exige poner en marcha todos los resortes a su disposición para gestionar el daño que supone a corto plazo esta situación pero, muy especialmente, para preparar el ‘día después’ del pico de contagios y cuando la situación empiece a normalizarse. Vamos a salir de esta, venceremos a la enfermedad, y por tanto no hay que caer en la desesperanza, el miedo o incluso el pánico: es