En los últimos meses se ha venido hablando del peligro que implican para las democracias las llamadas "fake news", es decir, noticias falsas creadas con un propósito concreto, que puede ser desde inducir al público a creer o hacerle sentir algo, como puede ser rechazar la inmigración, o que funcionan para motivar para que haga o deje de hacer una actividad en concreto, como puede ser votar o quedarse en casa. Si bien estas estrategias de propaganda son conocidas y utilizadas por muchos gobiernos, su importancia se ha magnificado por el momento político que se vive, especialmente con desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca y se sospecha de que tuvo apoyo del gobierno ruso para conseguir la presidencia de los Estados Unidos de América. El Brexit y Cataluña De este lado del charco, los gobiernos europeos han mostrado su preocupación por la intromisión de la propaganda rusa que logró intoxicar a los votantes británicos de tal manera que consiguió que votaran a favor de dejar la Unión Europea.  En nuestro país, se ha denunciado la intromisión en el proceso de independencia de Cataluña. La justificación para ambas actividades tiene que ver con el supuesto interés ruso de recuperar la influencia en