La piel se renueva de forma natural una vez al mes, es decir, las células muertas se desprenden y, para que la piel este limpia y sana, aparecen las nuevas. En esta entrada Farmacias trébol nos muestra los beneficios de la exfoliación para tu piel.

Con el paso del tiempo y debido a distintas causas como el cansancio, la contaminación, el estrés, factores hormonales o la mala alimentación, este proceso se ve ralentizado. Por estos motivos, debemos ayudar a la piel. Con el uso de distintos cosméticos o productos naturales la piel se verá menos apagada y envejecida.

Farmacias Trébol nos muestra los beneficios de la exfoliación para tu piel

Exfoliación corporal

Para realizar una exfoliación corporal podemos utilizar productos que tengan fibras naturales (guantes de crin o esparto) o cremas que se compongan de gránulos de sales marinas.

Se debe realizar una vez por semana, aunque, en función de nuestro tipo de piel, puede variar la frecuencia. Se puede llevar a cabo en la ducha con la piel mojada y realizando una serie de movimientos circulares por todo el cuerpo, haciendo hincapié en las zonas más rugosas como codos, rodillas y talones. No debemos exfoliar zonas delicadas como la piel del escote o el pecho, ni debemos hacerlo después de tomar el sol o depilarnos, ya que la piel está más sensible y podríamos irritarla aún más.

Tras la exfoliación corporal, se activará la circulación, la piel se verá más suave y quedará preparada para que los productos hidratantes, anti-estrías y anticelulíticos penetren mejor.

Exfoliación facial

Para realizar una exfoliación facial, usaremos productos como los cepillos de fibras naturales o cremas que tengan gránulos. Estos deben ser menos agresivos que los usados a nivel corporal, ya que la piel de la cara es más sensible. Igual que en el caso de la exfoliación corporal, se puede llevar a cabo una vez por semana. Siempre que no sea después de haber tomado el sol o haber realizado un tratamiento tipo peeling.

Lo primero es limpiar el rostro y humedecer la cara con agua tibia y, a continuación, elegir el producto exfoliante según nuestro tipo de piel. Debemos ejercer movimientos circulares y ascendentes sin aplicar demasiada presión (ya que se producirá un enrojecimiento pasajero) y aclarar con abundante agua fría. Hay que tener especial cuidado con la zona del contorno de ojos y la zona de los labios, ya que son áreas que se irritan con más frecuencia.

El resultado de este proceso es una piel suave, lisa e iluminada. Tras la exfoliación podremos usar nuestro tratamiento facial diario, ya sea con una crema hidratante o antienvejecimiento.

Tipos de exfoliantes

Los distintos de exfoliantes, son:

• Exfoliantes Mecánicos: son mascarillas que no tienen muchos gránulos. Suelen estar compuestos por sal marina y aceites esenciales.
• Exfoliantes Enzimáticos: son mascarillas o cremas que no tiene gránulos. Están indicados para pieles sensibles, finas y que se irritan con facilidad.
• Exfoliantes Químicos: son los más agresivos, se usan en pieles más envejecidas, con arrugas o con acné. Normalmente están compuestos por ácido láctico, ácido cítrico, ácido salicílico, etc. Deben estar supervisados por un especialista.
• Exfoliante Gommage: Son de textura granulosa y pegajosa. Al retirarlo arrastra todas las impurezas de la piel.

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