El día de San Valentín de 1995 se presentaba oficialmente una agencia matrimonial que se convertiría en una de las pioneras de un fenómeno reciente, el matchmaking. Hablamos de SamSara, empresa creada en Barcelona por Maria del Carme Banús i Villarroya. “Nuestro sueño era convertimos en el camino más corto para encontrar pareja”. Emprender en un sector tan tradicional y anquilosado como el de las agencias matrimoniales supuso un reto para esta empresaria catalana, que con el tiempo convertiría su sueño en uno de los referentes nacionales. A principios de los 80 se aprobó en España la ley del divorcio. Más de una década después de aquello, la fundadora de SamSara vio que el colectivo de personas separadas y divorciadas era cada vez mayor, y que las agencias matrimoniales tradicionales, que tenían su origen en los 60, no respondían a las nuevas necesidades de estas personas. Según explica Banús, “buscaban pareja a solteros y viudos que necesitaban un matrimonio para cumplir con las exigencias sociales del momento. Cuando fundamos SamSara, estas necesidades habían cambiado, y se buscaba pareja como proyecto de vida, y no para cambiar el estado civil. Eran como Sam y Sara (SamSara), dos personas con deseos de encontrar