El Hotel Emperador, de cuatro estrellas, tiene una localización privilegiada junto a una gran oferta turística y de ocio

Desde su construcción en 1946, el Hotel Emperador ha perdurado a través del tiempo como un edificio elegante, de estilo señorial y tradicional con una arquitectura de los siglos XIX y XX. Cada salón, cada habitación o suite desprende historia, lo que le confiere al inmueble un encanto que invita a imaginar y a realizar un viaje en el tiempo.

Durante la década de los años cincuenta, la buena ubicación del hotel, en plena Gran Vía, hizo que en él confluyeran sinergias, especialmente, de tipo cultural. Se convirtió en el centro de la vida social con servicios como pastelería propia o uno de los referentes para degustar el típico cocido madrileño.

Hoy en día, mantiene el espíritu cultural y artístico de la época, alojando y prestando servicio a diferentes personalidades de sociedad, cultura, cine o música, entre otros.

Con unas instalaciones compuestas por 232 habitaciones de estilo clásico renovado, desde 100 euros la noche, cuenta además con 12 salones disponibles para la organización de reuniones, Lobby Bar y variados servicios para los huéspedes como peluquería, gimnasio, sauna y tienda de souvenirs.

Sin embargo, lo que más seduce del Hotel Emperador de cara a la temporada estival es su impresionante terraza con piscina en la azotea del hotel. Desde allí, se puede contemplar la singular vista panorámica de Madrid, que refleja la historia y evolución de la ciudad mientras se disfruta de un refrescante chapuzón.

Otro de los atractivos es la localización privilegiada del Hotel Emperador, que permite a sus huéspedes acceder a pie a un importante conjunto de atracciones turísticas de Madrid dada su proximidad. Puntos emblemáticos de la ciudad como la Plaza Mayor, la Plaza de España, la Puerta del Sol o el Palacio Real están a menos de diez minutos andando, así como otros recursos turísticos,  de ocio y cultura como teatros y salas de cine, entre otros.